Uno de los recuerdos que mantenemos en nuestra memoria es aquél en el que nos sentamos en la orilla del mar divisando el horizonte y respiramos profundamente... sí, ese olor característico que nos trae recuerdos y que nos relaja tiene un nombre menos bonito y relajante, el compuesto del que hablamos es el Sulfuro de dimetilo.
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Fórmula del Sulfuro de dimetilo (DMS). Fuente:Wikipedia |
Quizás nunca hayas oído hablar de este compuesto pero le debemos mucho ya que es un gran regulador climático y por ello, podemos tener el clima actual en nuestro planeta.
Las algas liberan este compuesto como mecanismo de regulación para compensar el exceso de sal que contiene el ecosistema marino. Este mecanismo se ha dado durante la evolución de las especies que a su vez ha contribuido a la evolución del clima hasta llegar a la actualidad, y la emisión de este compuesto sigue llevándose a cabo.
¿Pero que origina que este compuesto tenga la capacidad de regulación del clima?
El sulfuro de dimetilo es un nucleante formador de nubes lo que quiere decir que tiene la capacidad de "reunir" las partículas de agua, consiguiendo aumentar la masa y densidad de las mismas. Se formará finalmente una nube sobre la superficie del océano que hará un efecto reflejo sobre las radiaciones solares devolviéndolas al espacio. Este fenómeno de reflexión de luz se llama albedo y sirve para disminuir la temperatura global del planeta ya que es la antítesis al efecto invernadero. Por ello, gracias al sulfuro de dimetilo la tierra es más fría de lo que constaría sin la disponibilidad de nubes sobre la superficie terrestre.
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Ciclo de formación de nubes gracias al sulfuro de dimetilo. Fuente: PLOCAN |
Además al condensar las masas de aire húmedas y desplazarse por los continentes, el sulfuro de dimetilo proporciona lluvias sobre las masas continentales que al precipitarse sobre las rocas, arrastrarán consigo iones que llegarán de vuelta al mar por el curso de los ríos.
Por tanto, aparte de ser formador de nubes, el sulfuro de dimetilo es una fuente de alimento para los organismos marinos ya que aporta nutrientes de un medio saturado como es el ecosistema terrestre, a un medio con una concentración de nutrientes menor.
Ahora cada vez que nos sentemos en la orilla del mar y respiremos el olor de la brisa marina nos acordaremos que gracias a este olor característico, entre otras cosas podemos disfrutar del clima templado que se presenta en la actualidad.